El valle y la colina
En toda la creación, sólo el ser humano sufre a consecuencia del
paso del tiempo; de hecho, la creación no se preocupa, sólo sabe de
madurar, conoce el desarrollo. Sabe que hay un momento para bailar para vivir todo lo intensamente que se pueda y
otro momento para descansar.
Las hojas secas del almendro que está junto a mi casa no han muerto, simplemente quieren descansar, mezclarse y fundirse con la misma tierra de la que han nacido. No hay tristeza, ni dolor, sino una paz inmensa por haber vivido un ciclo.
La vida y la muerte son como las dos alas de un pájaro, van juntas. La vida no puede existir sin la muerte y la muerte no puede existir sin la vida. Obviamente, no son opuestas, sino complementarias. Se necesitan la una a la otra para existir; se han aliado. Forman parte de un todo cósmico.
Pero el hombre es muy inconsciente, está muy dormido, y es incapaz de entender una cuestión tan simple y obvia. Bastaría con estar un poco atento para darse cuenta de que el tiempo todo lo transforma a cada momento. El cambio significa que algo muere y que algo renace. El nacimiento y la muerte se convierten en uno; al igual que madurez y sabiduría.
La inocencia del niño es muy pobre porque es casi un sinónimo de ignorancia en cambio la madurez ha pasado por todas las experiencias de la vida; de la oscuridad a la luz, del odio al amor, de la tristeza a la felicidad, del sin sentido a la razón, llegando a un punto en el que el hombre no participa ya de ninguna experiencia porque no encuentra ya nada nuevo y cuando todo da lo mismo, entonces, solo observa desde lo alto de la colina. En el mundo ocurren muchas cosas, pero él se encuentra en la cima de la montaña, observándolo todo en silencio. Su viaje será hacia su interior para volver a su esencia y reencantarse o morir.
Las experiencias que le entrega la vida son valiosas, gracias a los fracasos y a los éxitos; gracias a las acciones correctas y a las equivocadas, a las vivencias esperadas e inesperadas, la existencia tiene momentos sorprendentes y muchos predecibles. Del paso del tiempo has aprendido una lección que te prepara para avanzar más allá de la colina o para después de un tiempo largo en el desapego, silencio y soledad, tal vez, regresar al valle.
El valle y la colina
Relato anónimo
11 comentarios:
Precioso post
Me encanta tu rinconcito especial
Un cordial saludo
Cuánta verdad en esas palabras Rayén. Tenemos tanto por aprender... cuando hayamos comprendido y aceptado el verdadero sentido de la vida, alcanzaremos la fuerza y la verdad de nuestra existencia.
Un abrazo inmenso.
Un relato precioso con muchas enseñanzas.
Muchos besos
Para tomar ejemplo.
La Voz de la Verdadera Conciencia.
Gracias.
Abrazos.
Todo un ejemplo, una hermosa entrada,querida Rayén que tengas buen domingo, un abrazo.J.R.
Aprendiendo a desaprender se aprende la Sabiduría.
Un abrazo.
Gracias.
✫¸.•°*”˜˜”*°•✫FELICES FIESTAS..✫¸.•°*”˜˜”*°•.✫,
Que el amor, la felicidad y la salud, entre por tu puerta
y se quede contigo para siempre.
☻/ღ˚ •。♥ ˚ ˚✰˚ ˛★* Un FUERTE ABRAZO 。 ღ˛° 。* °♥ ˚ • ★ *˚ .ღ 。
Mis saludos,apreciad@ Rayén, estoy muy agradecido de tu visita a mi espacio:
Hermoso texto éste que acabo de leer, gracias por compartirlo.
También yo te deseo muy felices días festivos y que el 2015, que tan prontamente se avecina, no sólo sea, para ti, un año extraordinario y exitoso, sino también que esté éste colmado de salud y bendiciones.
Recibe, amig@, mis más fraternales abrazos.
Excelente texto, Rayén. Acertado y clarificador de lo que es realmente la vida.
Delicadamente descrito!
Un gran abrazo.
PD: Tardaré un poco en dejar mi icono en tu blog. Tengo ciertas dificultades técnicas.
Qué sabio y cierto el texto! Muy bueno, gracias. Abrazo
Publicar un comentario